lunes, 22 de agosto de 2011

"Abuelita está en el cielo"

Estimados visitantes de MadSeason:
Hoy quiero proponeros un micro que congeló la sangre en mis venas hace solo unos días. Se titula "Abuelita está en el cielo" de Fernando Iwasaki y no os digo más porque es mucho mejor leerlo sin saber de qué va. ¿Otro microrrelato en MadSeason? Sí, ya sé que este blog nació con la intención de reflejar mis impresiones sobre las series que veo y  de compartir con vosotros mi "seria-adicción". Pero, en los últimos meses estoy adquiriendo una gran afición por el microrrelato y dado que esta recóndita región del universo 2.0 tiene por nombre MadSeason, ¿por qué no habrían de tener cabida todo tipo de historias en esta "Temporada de Locura"? He llegado a la conclusión de que lo importante es leer, escribir, ver y comentar sobre lo que nos hace vibrar, nos conmueve, nos emociona y nos cambia alguna molécula de nuestra alma (por no mencionar que el blog es mío y escribo lo que quiero, jeje...). Os aseguro que si este micro no os provoca al menos un breve escalofrío en vuestras entrañas es que estáis muy muertos...Allá va:

Mamá decía que abuelita había sido la mujer más buena del mundo, que todos la querían y que nunca le hizo daño a nadie. "Abuelita está en el cielo, mi amor", señalaba mamá con el dedo, "rodeaba de ángeles y santos". Pero mamá no quiere verla cuando viene de noche a mi cuarto, llorando y toda despeinada, arrastrando a un bebito encadenado.
Seguro que tiene hambre porque a veces lo muerde. 

Fernando Iwasaki, Ajuar Funerario, Páginas de espuma, 2004 

                                           Imagen: todohumor.com


viernes, 5 de agosto de 2011

Bucle


  Mientras se bañaba en el mar miró sus gruesos tobillos y pensó que le sobraban unos kilos.  Comenzó a imaginar lo estupenda que estaría con los abdominales marcados y cinturita de avispa. Ya se veía en clase de Pilates con los pétreos glúteos dibujados bajo la licra empapada. Saboreando el momento, continuó imaginando sus brazos, delgadísimos, los pómulos, afilados. Miró hacia abajo y pudo contarse las costillas sin tocarlas, al tiempo que reparó en que sus piernas eran apenas dos fémures envueltos en piel. Mientras salía del agua lentamente, vacilante, ya que una debilidad extrema le invadía por momentos, empezó a pensar que estaba demasiado delgada… no podía continuar así. Ya no estaba de moda el "look famélico”, ahora se llevaban las curvas. Alcanzó a duras penas la hamaca, arrellanó su considerable trasero en ella, y con gesto impaciente rebuscó con sus regordetas manos en la cesta que había traído. Pronto sus rollizos dedos atraparon lo que buscaba: un hermoso bollo 100%  industrial  relleno de crema y chocolate que  fue arrancado de su envoltorio, engullido y comenzado a digerir en apenas unos segundos. Más o menos el mismo tiempo en que, mirando con ansiedad el michelín  que rodeaba amorosamente su cintura de avispa, empezó a pensar que quizás le sobraban unos kilos…

 
Imagen: bopanproalsa.com