domingo, 25 de noviembre de 2012

Epifanía

      Imaginen por un momento un cielo blanquísimo en mitad de la noche. Imaginen tres reyes que también son magos, cabalgando bajo ese cielo, guiados por una estrella. Buscan a un recién nacido que supuestamente es el hijo de Dios, y por pura lógica, el ser humano más poderoso sobre la Tierra. Imaginen a esos tres magníficos hechiceros observando complacidos al pequeñajo, que manotea feliz bajo la mirada enternecida de sus padres (una pareja humilde que recibe estupefacta los exquisitos obsequios de la singular comitiva). Y ahora visualicen a sus majestades intercambiando miradas de alivio al salir del establo, tras comprobar que el niño es un bebé inofensivo y corriente, nada divino. Y que por tanto, no representa amenaza alguna y no es necesario liquidarlo.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Amnesia post mortem



       Avanzo con sigilo por el apartamento. La penumbra de la hora tan temprana confiere a los objetos cierto aire fantasmagórico. Apenas diviso el contorno de los muebles pero, extrañamente, no me tropiezo con nada en mi camino hacia el dormitorio. Aún está acostado. Contengo una arcada de asco ante la visión de su figura inflona, mórbida, desparramada sobre la cama. Concentrando en un gesto todo el desprecio que me inspira este sujeto agarro la almohada que voy a apretar contra su cara hasta que esté muerto. Pero me detengo. Algo va mal. Demasiado inmóvil. No respira. Entonces veo el bote vacío de somníferos sobre la mesilla. El cabrón se me ha adelantado. Y de repente lo recuerdo todo. Me siento despacio en la cama y empiezo a hacerme a la idea de ser el fantasma errante de un suicida obeso y cobarde por toda la eternidad.






¡Feliz Día de Difuntos!