lunes, 25 de febrero de 2013

A Young Doctor´s Notebook




     
      Es hora de recuperar la razón original por la que nació este blog: hablar de series. Cierto es que en los últimos meses no he escrito entradas sobre ficciones televisivas (otro tipo de ficciones han copado mi atención), lo que no quiere decir que no haya visto series. Todo lo contrario. Mi apetito se ha vuelto aún más voraz si cabe, y engullo varios capítulos de producciones de diversa índole a diario. Pero una cosa es verlas, y otra, escribir sobre ellas. La pereza y la falta de tiempo (y el hecho de que existen decenas de comentaristas mucho más agudos que yo con magníficos blogs sobre la materia)  me han ido disuadiendo de hacer reseñas sobre las series que veía.
    Bien, pues rompo esta racha para escribir  (y recomendar encarecidamente) sobre una pequeña delicia llamada “A young doctor´s notebook”, la cual he visto recientemente. Se trata de una miniserie británica de sólo 4 episodios de 23 minutos de duración cada uno,  protagonizada por Jon Hamm (el carismático Don Draper de Mad Men) y Daniel Radcliffe (eternamente recordado como Harry Potter).  La serie es  del canal británico Sky Arts y está basada en los relatos cortos del escritor ruso Mijaíl Bulgákov (1891-1940). El protagonista, Vladimir Bomgard, es un médico en la Rusia de 1939, cuya adicción a la morfina le ha convertido en una ruina.  Jon Hamm interpreta al Vladimir adulto y consumido, mientras Daniel Radcliffe da vida al Vladimir joven (y lo hace de forma portentosa, con una vis cómica desternillante y dándole una excelente réplica a Jon Hamm), recién salido de la facultad de medicina y destinado a ejercer en el rincón más inhóspito y olvidado  de Rusia, allá por 1917. Su completa inexperiencia, el clima infernal y el total aislamiento le situarán al borde de la locura. Lo original de la historia de Bulgákov reside en el diálogo que se establece entre el Vladimir adulto y el joven. El drogadicto Dr. Bomgard de 1939 entabla conversaciones con el joven, comparte su habitación, le orienta en el tratamiento de sus pacientes e intenta disuadir al su alter ego joven de que se inicie en el consumo de morfina. El espectador puede, en un principio, quedar extrañado de que el joven doctor acepte con toda naturalidad las apariciones de su “yo” adulto, ría e incluso pelee con él, pero todo queda explicado cuando entendemos que lo que presenciamos no son ni más ni menos que las alucinaciones del Vladimir Bomgard adulto quien, trastornado por la droga y el síndrome de abstinencia,  relee los viejos diarios que escribió en 1917, siendo apenas un jovenzuelo. Repasa su vida y lo que le llevó a su adicción, y crea una relación imaginaria en la que trata de evitar que el joven doctorcillo cometa los mismos errores que él.

    ¿Por qué hay que ver esta serie? Porque es una comedia negra con toneladas de diversión aseguradas, la química entre Hamm y Radcliffe es brutal, hay mucho “gore”, mucha sangre y mucho humor negrísimo. Porque cuenta con unos personajes secundarios absurdos, grotescos y absolutamente geniales. Porque las interpretaciones de Hamm y, sobre todo de Radcliffe son sobresalientes y porque está excelentemente narrada y ambientada. Además, al ser tan cortita, no os llevará mucho tiempo. Así qué, sinceramente, no sé a qué estáis esperando.



domingo, 10 de febrero de 2013

HIPNOSIS

Imagen tomada de la red
      Al despertar se encuentra en cuclillas sobre el escenario. Lleva una cresta de fieltro rojo sobre la cabeza y, con las manos en las axilas, agita los codos arriba y abajo mientras cacarea como una gallina. Estupefacto, enmudece y observa a su alrededor. El patio de butacas está casi desierto. Sólo la segunda fila aparece ocupada por sus tres compañeros de oficina: Rosales, sabelotodo y lameculos profesional, tiene la cabeza entre las piernas y un paraguas ensartado en mitad de la espalda; la señorita Martínez, una arpía de pechos caídos y lengua venenosa ─la misma que contó a todos que su mujer le había abandonado por su ginecólogo─, admira las molduras neoclásicas del techo con los ojos fuera de las órbitas y el teléfono móvil atascado en la garganta; y García ─quien se ha empeñado en que les acompañara al teatro, animándolo a salir voluntario: “ya verás qué risa”, le había dicho mientras le propinaba irritantes palmaditas en el cogote─, luce un cable de micrófono enrollado al cuello y una estilográfica clavada en cada ojo. Frente a esa escena espeluznante, Gutiérrez, todavía agachado en pose gallinácea, sólo acierta a preguntarse dónde estará el hipnotizador. Y quién le ha despertado.



Relato ganador (junto a otros dos magníficos textos de Sara Lew y Xavier Blanco) del mes de enero del certamen ENTC. Así pues, lo logré. ¡Me he colado en el libro de la 3ª edición de ESTA NOCHE TE CUENTO!