Estimado profesor:
Debo poner en su
conocimiento los últimos acontecimientos, provocados por sendos errores de cálculo,
suyos y míos. El primero (mío), fue pensar que usted me aprobaría a pesar de no
aparecer por su clase, de asistencia obligatoria. El segundo, acudir a su
acogedor despacho confiada en que, en su infinita bondad, reconsideraría mi
suspenso. El tercero (suyo), apoyar distraídamente su mano sobre mi rodilla e
iniciar un sutil recorrido muslo arriba que desencadenó el cuarto y definitivo
error (de ambos), cuyo resultado es que me encuentro ya de dos faltas. Llegados
a este punto, considero que sólo tiene dos opciones: enviar una sincera
proposición de matrimonio, acompañada de un sobresaliente en Derecho Civil, al
ilustrísimo magistrado Bouchard, decano de esta Facultad, jefe suyo, y padre
amantísimo de servidora, o presentar su irrevocable renuncia. Sinceramente,
espero que no cometa un quinto y fatal error.
Atentamente, su
prometedora alumna,
Camille
Primer intento (fallido) en el concurso de microrrelatos sobre abogados. Mes de octubre, palabras obligadas: cálculo, falta, asistencia, renuncia, despacho.